¿Cómo estáis?

Espero que sanos, vosotros y vuestras familias, y llevándolo lo mejor posible.

Yo estoy bien, más preocupada que otra cosa. Pasando por todos los estados de ánimo existentes algunos días; otros más animada. Y es que no es fácil estar tan lejos de los tuyos en una situación como la que este maldito virus nos ha planteado.

La tranquilidad de algunos momentos pasa a la angustia cuando los pensamientos negativos toman la delantera. Cuando lees las noticias. Cuando ves como están las cosas. Cuando presencias como tu país, al que quieres, aunque no te pongas la bandera como capa o compartas ciertas cosas, está herido de muerte en estos momentos. Es duro. Y no es nada fácil. Ni para mí, que estoy fuera, ni para los que estáis allí.

Aquí, obvio, el bicho también llegó. Y estamos en casa. No queda otra. Solo la paciencia y unión para salir de esta.

Volveremos a abrazarnos, a los bares, a las calles, a visitar nuestra pastelería favorita, a los paseos largos, al brunch (sabíais que iba a decirlo, ¿verdad?) y a reír hasta reventar.

Haced deporte en casa, leed mucho, por qué no, si te gustan los retos de Instagram, ¡adelante!, piensa en 3 cosas por las que estés agradecid@, Netflix con o sin chill, un tutorial de edición de foto…¡lo que sea, lo que te guste! Parece que por estar encerrados en nuestra casa no es así, pero en realidad, la cantidad de cosas que se pueden hacer son infinitas.

Saldremos de esta pero, para ello, primero, lo peor, lo malo, tendrá que pasar.

Muchos abrazos virtuales y mucha, mucha paciencia.

¡Qúedate en casa! Stay home!