El último día terminamos en Valley of Fire, en el estado de Nevada. Una vez finalizada la visita, pusimos rumbo a nuestro próximo destino: Zion National Park. Para nosotros, desde el momento en que empezamos a organizar este road trip, fue una de las “highlights” de este viaje, como dicen los americanos.
Llegamos entrada la noche, no recuerdo si a las 11 o las 12, para dormir en el Pioneer Lodge Zion National Park en el pueblo de Springdale, el más cercano al parque. Todas las expectativas estaban puestas en el día siguiente, viernes, aunque sabíamos que el pronóstico del tiempo no era muy bueno, ya que daban lluvias.
Y así fue. Nos despertamos con bastante lluvia, nubes y oscuridad. Nuestro gozo en un pozo, no íbamos a poder visitar el parque así y menos llevar a cabo la ruta estrella de Zion y una de las más peligrosas del país, Angels Landing. Se trata de una ruta calificada como “strenuous”, por lo tanto, MUY EXIGENTE, de unas 5 millas, 8 kilómetros aproximadamente, en la que tendrás que lidiar con multitud de senderos en zigzag bastante empinados, a través de los cuales podrás llegar a Scout’s Lookout, donde tienes que decidir si continuas la media milla que falta hasta la cima o definitivamente te das la vuelta. Este último tramo, da mucho respeto pues se trata de senderos muy estrechos, que tendrás que compartir con otra gente y, a través de los cuales sólo podrás caminar agarrándote a cadenas en algunos tramos, pues es el modo seguro de hacer la ruta. A ambos lados tendrás una altura de caída muy importante. En uno de los lados 340 metros, en el otro, 800 metros. Teniendo en cuenta estos datos y las condiciones climatológicas, no era el momento de subir ahí.
Así que dedicamos la mañana a visitar el parque en coche, parar en algunos puntos para ver lo poco que dejaba la niebla y disfrutar de una buena comilona con costillar incluido. Después de comer, paró de llover por lo que decidimos volver al parque y hacer una de las rutas cortas y menos exigentes: Canyon Overlook Trail, desde donde también se puede tener una maravillosa perspectiva del parque. Pero, al no acompañar el tiempo, no se podía observar en todo su esplendor.
Un poco decepcionados por no haber visto Zion en condiciones, condujimos a Kanab, también en Utah, donde íbamos a pasar esa noche y la siguiente. En el camino, Diego, que siempre es muy previsor a la hora de organizar los viajes y deja días comodín en caso de mal tiempo, decidió que jugaríamos con el domingo para volver a Zion. El sábado, íbamos a hacer la lotería para visitar The Wave. Si fuésemos afortunados, el pase tendría que ser usado el domingo pero si no, podríamos volver a Zion ya que Kanab está, apenas, a 40 minutos del parque de Zion y daba muy buen tiempo para ese día.
Y eso hicimos, ya que la lotería para The Wave no nos tocó. Pero eso os lo contaré en otro post.
El domingo, temprano, pusimos rumbo a Zion para empezar con el plato fuerte del día: Angel’s Landing. En este parque, tienen servicio de shuttle gratuito y a algunos puntos no se puede acceder a no ser que lo uses, pues está prohibido el uso de coches y lo mejor es dejarlos en el párking del Centro de Visitantes. El servicio de shuttle empieza a las 8 de la mañana y allí estábamos nosotros, para comenzar la ruta a primera hora. Mi recomendación es que si queréis hacerla, deberíais empezar a primerísima hora del día, pues a medida que avanza, llega a haber muchísima gente y no creo que tener que compartir las cadenas en esos senderos tan estrechos con tantas personas sea agradable. Así que, si queréis estar tranquilos, es mucho mejor.
La conductora del shuttle nos dejó en la parada de Angel’s Landing y comenzamos la aventura.
Lo primero, es sortear varios senderos en zigzag, muy verticales, que ya te hacen darte cuenta de la exigencia de la ruta. Desde aquí, ya puedes observar la belleza del parque.
Una vez has acabado con los senderos, llegas a Scout’s Lookout. Se trata de una parte llana, que te permite coger aliento y decidir si sigues la media milla que falta o no. He de decir, que nosotros aquí nos lo pensamos. Íbamos muy decididos, pero la parte final, como ya he dicho, da bastante respeto. Los carteles que indican el número de personas que han caído a ambos lados de Angel’s Landing, tampoco son lo más alentadores del mundo (a mi parecer, en todos los años que lleva abierta la ruta, el número de víctimas mortales es bajo para lo que podría ser, creo que han sido 6 personas, por desgracia). Ante ti, tienes una especie de montaña-espina dorsal en la que ves hormiguitas (personas) caminando por senderos muy estrechos, con partes en las que el sendero se pone más vertical y las cadenas son las que sirven de ayuda.
Decidimos continuar y finalizar lo que habíamos empezado. A los pocos momentos de comenzar a subir, ya tienes que agarrarte a las cadenas. Hay gente que viene de frente porque está bajando, pero con comunicación y respeto todo sale. Como digo, la gente es muy respetuosa, no hay prisa y todo el mundo espera, se mueve para que bajen unos, suban otros, hablan, preguntan si queda alguien más…etc. El sendero es estrecho pero lo suficientemente ancho como para darte un poco de margen.
Tengo que decir que una vez comencé a subir, me sentí más segura. Lo más importante es subir despacio e ir concentrado y mirando bien por donde vas. En la cima te esperan unas vistas INCREÍBLES y unos cuantos “chipmunkins” dispuestos a robarte la merienda. Nosotros pasamos un largo rato en la cima, contemplando las vistas, comiendo, haciendo alguna foto…y dándonos cuenta de que habíamos subido, pero ahora, tocaba bajar. Para mí, y creo que para Diego también, la bajada fue mucho más fácil que la subida. Una vez abajo, al igual que arriba, nos abrazamos y celebramos que lo habíamos conseguido y que habíamos visto uno de los paisajes más increíbles y vivido una de las mejores experiencias de nuestras vidas. Para mí, así fue, no lo digo por decir. Angel’s Landing ha sido algo que nunca, nunca olvidaré. De lo mejor que he hecho hasta ahora.
Aunque es una ruta a la que hay que tenerle respeto, todo tipo de personas estaban haciéndola: jóvenes, personas mayores, con y sin forma física alguna. Es una ruta totalmente factible, SE PUEDE hacer. La clave es no tener prisa alguna. Eso sí, si tienes terror a las alturas, NO es el lugar para ti. NO es el lugar para superar ese miedo. NO. Tampoco es una ruta para niñ@s, por favor, un poquito de cabeza. No es recomendable para menores de 14 años, y yo ni siquiera dejaría a un niño de 14 años hacerla tampoco aunque esté acostumbrado a hacer rutas todos los fines de semana. Está claro que hay gente que no piensa como yo, por eso tuve que ver niños de 8, 10 años o menos (unos cuantos) haciendo la última media milla o bajándola aterrados. Lo que los puede poner en peligro a ellos y al resto.
Una vez acabamos en Angel’s Landing, como digo, contentos de haber disfrutado de la experiencia, no de haberla sufrido, fuimos al Centro de Visitantes para ver los souvenirs, usar los baños, etc. Para acabar la visita, volvimos al Canyon Overlook Trail para disfrutar, esta vez sin niebla y lluvia. del camino y de las vistas. Allí pasamos un buen rato hasta que decidimos coger el coche para ir a Moab, que sería nuestra base para los siguientes días.
*Si os animáis a visitar Zion y Angel’s Landing está en vuestros planes, aquí os dejo un blog de una familia de hikers que a nosotros nos suele ayudar mucho. Su post sobre esta ruta al igual que el vídeo, fue algo que tuvimos en cuenta: Earth Trekkers.
*Como siempre, las fotos son de Diego Manrique.
¡Hasta la próxima aventura!
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