
Cuando el TWA Flight Center abrió en 1962 en el Aeropuerto Internacional John F. Kennedy (entonces llamado Aeropuerto Idlewild), la era de los reactores apenas comenzaba. El edificio diseñado por Eero Saarinen no se completó hasta después de la muerte del arquitecto en 1961, pero sigue siendo uno de sus proyectos más conocidos, junto con el Aeropuerto Internacional Washington Dulles y el Arco Gateway de St. Louis. La terminal cerró en 2001, junto con su homónima Trans World Airlines, porque ya no era compatible con el tamaño de los aviones modernos.

Casi 20 años más tarde, en Mayo de 2019, el edificio reabría como TWA Hotel, convirtiéndose en el primer hotel que se encuentra dentro del complejo del Aeropuerto JFK. Como podréis imaginar, tener un hotel en medio de un aeropuerto con aviones despegando y aterrizando puede ser extremadamente ruidoso. Obviamente, el control de ruido se incluyó en el proyecto de restauración. El hotel cuenta con muros de cortina de vidrio que son los segundos mas gruesos del mundo, justo detrás del muro de la Embajada de los Estados Unidos en Londres. Para que nos hagamos una idea, este nivel de insonorización asegura que las ventanas de ancho completo, del suelo al techo, cancelan el ruido de la pista. Y os lo aseguro, no se oía ni un ruido. Verás los aviones moverse por la pista, despegar…pero en ningún momento oirás nada.

¿Cómo llegar al TWA Hotel?
El hotel está ubicado frente a la Terminal 5 de JetBlue. Se puede acceder en coche, AirTrain o directamente desde el nivel de llegadas de la terminal. Yo fui en Airtrain, primero cogiendo el metro y luego cambiando al Airtrain en la parada de Howard Beach y fue muy fácil. Una vez estás en el Airtrain, vas hasta la estación de la Terminal 5 y, al salir, unas flechas en el suelo te guiarán hasta el hotel. No se tardan ni 5 minutos.

60’s Vibes:
El hotel sigue las indicaciones de los planos originales de Eero Saarinen, utilizando los mismos materiales siempre que sea posible. También, cuenta con más de 2,000 objetos donados, en su mayoría, por antiguos empleados de TWA y conservados por la Sociedad Histórica de Nueva York. Hay varias exposiciones, por ejemplo, se puede ver la evolución de los uniformes de los auxiliares de vuelo desde la década de 1940 hasta la de 1990. Uniformes de Valentino, Oleg Cassini y Balmain. También, 43 carteles de viajes de TWA de los años 50 y 60 que son iconos de la era del jet. Sobre todo, las exposiciones se centran en la historia de TWA, incluida la etapa en la que Howard Hughes fue el propietario y en el desarrollo de Saarinen de la terminal en el aeropuerto Idlewild (como se conocía anteriormente a JFK). Las oficinas de ambos hombres se recrean con detalles de época perfectos, haciendo que nos imaginemos a nosotros mismos en la mesa de dibujo de Saarinen o detrás del escritorio de Hughes (literalmente).
En una recreación de una sala de estar de 1962, se anima a los huéspedes del hotel a observar la moda retro, jugar con una “Barbie Dreamhouse” original y disfrutar de los muebles de aquella época.



Connie, The Cocktail Lounge:

Antes de convertirse en un lounge para tomar ricos cócteles, Connie fue un avión de pasajeros, además de servir como Air Force One para el Presidente Eisenhower, desde los años 40 hasta 1960. Encargado en 1939 por el excéntrico propietario de TWA, Howard Hughes, el Lockheed Constellation “Connie” rompió el récord de velocidad transcontinental de la época en un vuelo desde Burbank, California, a Nueva York en 1946.
Sunken Lounge:
El estudio de arquitectura con sede en Nueva York Beyer Blinder Belle es responsable de devolver el The Sunken Lounge a su diseño original de 1962, incluido el mismo tono histórico de la alfombra roja. Este bar sirve clásicos de la década de 1960 como el Aviation o el Royal Ambassador que, en su día, se servían a los pasajeros de TWA en vasos dorados. También, han creado sus propios cócteles exclusivos para el bar, incluido el Come Fly With Me, una bebida inspirada en la portada del álbum de Frank Sinatra de 1958.

Roll-A-Rama:
Una de las últimas incorporaciones del hotel es una pista para patinar, justo al lado del Connie Lounge.


Rooftop con piscina:
La piscina del rooftop está abierta todo el año ! En invierno, se convierte en una “piscina-cuzzi” y se calienta hasta 35 grados centígrados todos los días. Aunque no estés alojado en el hotel, puedes acceder a la piscina para pasar el día (depende de la disponibilidad).

Restaurantes y cafés:
Hay varios lugares para comer en el TWA Hotel, pero la mejor opción es el Paris Café de Jean-Georges Vongerichten. El restaurante se inspira en el Paris Café y Lisbon Lounge original, que desapareció en 2001 cuando la terminal cerró. El nuevo restaurante está abierto para el desayuno, el almuerzo y la cena y sirve comida inspirada en los menús a bordo de TWA. Para algo rápido o de picar, el Departures Hall cuenta con The Halal Guys, Empanada Republic y Antico Noè. Intelligentsia ha sido elegida como servicio de cafetería.
Como veis, el TWA Hotel es un viaje a otra época. Aún hay muchas cosas más por descubrir que no os enseño en este post. Desde luego, si estáis aquí o si visitáis la ciudad y tenéis tiempo, merece la pena pasar una noche en los 60.
Me gustaría agradecer a Luis este regalo de cumpleaños; durante mi cumpleaños de cuarentena de 2020, mi amigo me regaló pasar una noche en este hotel. La idea era poder ir con Diego pero, después de cambiar fechas hasta en 5 ocasiones y que las fronteras no se abrieran, eso no fue posible. Así que, en su lugar, Emilie, mi amiga y compi de la escuela vino conmigo. Si clicáis aquí, podéis ver su post sobre la experiencia en francés. ¡Gracias Emilie, por un día de risas, diversión y muchos, muchos cambios de ropa! Siempre recordaré lo bien que nos lo pasamos.

¡Hasta pronto!