Invierno en Nueva York

¡Hola!

No, no he desaparecido. Simplemente, he estado hibernando y tratando de poner buena cara al frío que me acompaña casi desde que volví de Navidad. No todo ha sido malo, no. Ha habido días de 3 grados, días en los que el termómetro se ha vuelto loco y la temperatura ha subido a 14 grados y días en los que el mercurio ha caído hasta los menos 16 pero se ha sentido como menos 25.

Esos días, toca ir a trabajar y, aunque decidas no ir caminando como haces siempre ya que tanto las aceras como las carreteras están vestidas de blanco porque son puro hielo y congelación, no importa. En el trayecto de tu casa al metro, que no debe ser más de 3 minutos, corres peligro de perder las pestañas, los ojos y partes del cerebro. Te conviertes en cebolla antes de salir de tu hogar, te pones capas y capas, la “bufamanta” bien colocada para que el aire no roce tu cuello, tus mejillas ni tu nariz pero…necesitas los ojos para ver y, por consiguiente, la frente también queda fuera del alcance de la “bufamanta”. ¿Consecuencia? En esos escasos 3 minutos de casa al metro sientes que el aire no es aire, sino un cuchillo jamonero que parece cortar esas partes que han quedado visibles. En ese corto período de tiempo, pasas de salir de casa fresca como una lechuga a tener dolor de cabeza provocado por la temperatura exterior. ¡Maravilla pura y una gran manera de empezar el día!

Otros días, coincide que es festivo, llámalo día de Martin Luther King Jr., por ejemplo. La sensación térmica, como en el caso anterior, es de menos 25. Aquí, ya tienes más suerte porque, si no quieres, no tienes porque dejar tu guarida. Básicamente, porque la temperatura ha mandado al carajo todos los planes que tenías para ese maravilloso fin de semana largo. Si decides no poner un pie en la calle, las opciones son claras: “Netflix and chill” si tienes suerte y compañía o sólo Netflix, que también es entretenido. Si en cambio, ni las bajas temperaturas te paran, siempre puede haber algún plan que se adapte. Si se diese el caso, una combinación de chocolate caliente y museo creo que sería bastante acertada. En mi calle, está la cafetería Kos Kaffe donde puedes disfrutar de un ambiente tranquilo, decoración vintage y buenos productos.

Para el museo, también elegiría uno que me quedase a tiro de piedra. El Brooklyn Museum es una excelente opción. Siempre tiene exposiciones muy interesantes, como la que tuvieron hasta julio de David Bowie o la que acaban de inaugurar de Frida Kahlo que dura hasta mediados de mayo y que ya es un éxito, incluso antes de empezar pues, para los primeros días, las entradas ya están agotadas.

El invierno es Nueva York, como veis, es duro. Y peor que se pondrá porque esto no ha hecho más que empezar. Pero yo, al fin y al cabo, os lo cuento a modo de comedia y con toda la ironía. No es justo que me queje, al menos tengo un techo bajo el que dormir. Para los que es realmente duro, es para las personas sin hogar. Así que, si visitáis la ciudad en estos meses y veis a alguien que necesita ayuda, no lo dudéis. Es tan sencillo como llamar al 311 e informar de la situación de la persona (localización y descripción) para que puedan ayudarle y darle cobijo esa noche. A ti no te cuesta nada y, para ellos, es un mundo.

¡Hasta pronto!

2 thoughts on “Invierno en Nueva York

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